Salvador

Realmente es un paraíso tropical, uno de los lugares más bellos al sur del ecuador, que ofrece numerosas posibilidades para los turistas y excursiones de todos los tipos. Bahía es una de las ciudades más alegres del mundo, donde todo ocurre en las calles. Es la Tierra de la felicidad, con mil kilómetros de playas para todos los gustos con aguas transparentes.

En este lugar empezó la historia de Brasil, representada en los museos, los palacios, y los centenares de iglesias católicas, ejemplos de la arquitectura colonial barroca y rococó de los siglos XVI, XVII y XVIII.

Estos monumentos de gran valor histórico representan la vida durante la época de la colonia del imperio, y ahora están bajo de la tutela de la UNESCO en cuanto patrimonio de la humanidad. El centro del Salvador de Bahía está dividido en dos, la Ciudad Alta (centro histórico) y la Baja (la comercial). La primera, refleja la parte histórica del Salvador, se encuentra encima de una colina, con edificios del siglo XVII, y tres barrios coloniales: Terreiro de Jesús, Pelourinho y Anchieta, llenos de iglesias, conventos, antiguas oficinas de gobierno y casas de comerciantes y hacendados. Esta Salvador tan impregnada en el corazón de los bahianos, que es la principal puerta de entrada al Nordeste de los turistas extranjeros, que acuden a ella cautivados por su encanto, su infraestructura hotelera y por un conjunto urbano y arquitectónico que tiene su centro más expresivo en el Pelourinho.

Pelourinho, que es patrimonio de la humanidad, se ha convertido en mercado del turismo; son innumerables los restaurantes, bares, galerías de arte y boutiques que podemos encontrar. Puedes pasar el día entero subiendo y bajando sus empinadas calles, y por la noche, divirtiéndote al calor de su vida nocturna. Algunos espectáculos son gratuitos. El Pelô, como le llaman cariñosamente los bahianos, está en el centro histórico de Salvador y es el mayor conjunto de arquitectura colonial de América Latina. Tras años de grandes restauraciones.